Seúl, Corea del Sur — El reciente ataque de Ucrania con drones contra la flota de aviones rusos ha elevado las alarmas en Estados Unidos respecto a la vulnerabilidad de sus propias bases militares y sistemas de defensa. En una conferencia en Washington, el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Allvin, advirtió que EE.UU. está en una posición delicada ante posibles ataques similares, y que muchas de sus instalaciones no están suficientemente reforzadas.
Expertos como Thomas Shugart, del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS), subrayaron que no hay “santuario” seguro ni en territorio nacional, pues muchas bases—incluyendo aquellas en suelo estadounidense— carecen de refugios resistentes para proteger a los activos militares, especialmente los costosos aviones de combate. Shugart señaló que, en caso de una escalada bélica, Estados Unidos sería vulnerable y que muchas de sus instalaciones no estarían preparadas para resistir ataques de drones o misiles de alta precisión.
Recientes análisis satelitales revelan que al menos 12 aviones, cuya valoración supera los 7,000 millones de dólares, han sido destruidos o dañados en los ataques rusos en Crimea. En comparación, Estados Unidos tiene solo 20 aviones B-2, con un costo individual de 2,000 millones de dólares, y muchos de sus principales bases, como la Base de la Fuerza Aérea Anderson en Guam, carecen de refugios reforzados, a pesar de su importancia estratégica en el Pacífico.
El informe de CNAS también advierte que el Ejército Popular de Liberación de China posee un poderío militar capaz de atacar activos estadounidenses en cualquier parte del mundo, incluyendo territorio continental e instalaciones en EE. UU., con simulaciones que sugieren que las pérdidas en tierra, especialmente en aeródromos, serían catastróficas en caso de conflicto.
El general Allvin reconoció la problemática, indicando que “en este momento, no creo que sea una situación en la que quisiéramos estar,” y llamó a revisar y reforzar las defensas y monitoreo de las instalaciones militares en todo el país para asegurar la protección de los activos más valiosos.
Este escenario resalta la urgente necesidad de valorar y modernizar las defensas y refugios del sistema militar estadounidense, para hacer frente a una amenaza que cada día parece más real en el contexto de tensiones globales y conflictos tecnológicos y militares en aumento.