En un dramático desarrollo que agita aún más las aguas de la crisis humanitaria en Yemen, el aeropuerto internacional de Saná ha cerrado sus puertas indefinidamente desde la mañana del 7 de mayo de 2025. Esta decisión se produce a raíz de devastadores bombardeos llevados a cabo por Israel, que dejaron «daños extensos» a la infraestructura del aeropuerto. Jaled al Shaif, director del aeropuerto, hizo el triste anuncio, señalando que la “agresión sionista” ha forzado la suspensión de todas las operaciones aéreas.
El impacto económico de estos ataques es alarmante, con pérdidas que superan los 500 millones de dólares, dejando al país aún más vulnerable y aislado. Las fuerzas israelíes, en un acto de represalia, han golpeado no solo el aeropuerto, sino también una fábrica de cemento y tres centrales eléctricas en la región, provocando la muerte de al menos tres personas y heridas a más de cincuenta, lo que intensifica el sufrimiento de la población ya golpeada por años de conflicto.
Yemen Airways, la orgullosa bandera del transporte aéreo en el país, se vio obligada a suspender todos sus vuelos a partir del martes, con solo dos rutas diarias hacia Amán, el único destino internacional del país. Testimonios revelan que los bombarderos destruyeron varios de sus aviones, dejando incertidumbre sobre las conexiones aéreas en un contexto donde la movilidad es crucial para la supervivencia de muchos.
Este episodio de violencia es parte de una espiral de escaladas que comenzó con un misil lanzado por los hutíes, que impactó el aeropuerto de Ben Gurión, en Tel Aviv. Este ataque, que causó daños menores y dejó varias personas heridas, ha sido el catalizador para las represalias que ahora han cerrado las fronteras aéreas y han desatado el miedo entre los ciudadanos.
La suspensión de operaciones en el aeropuerto de Saná representa no solo un duro golpe logístico para Yemen, sino que simboliza la creciente desesperación y el estado de emergencia al que se enfrenta un país que intenta recuperar la normalidad en medio del caos. A medida que el conflicto se intensifica, el futuro del transporte aéreo y las esperanzas de una recuperación parecen más frágiles que nunca. La comunidad internacional observa con atención, conscientes de que, detrás de cada estadística, hay vidas humanas afectadas y familias que anhelan un respiro de esta tormenta. La necesidad de acción y solución nunca ha sido tan urgente.