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Djokovic y otros tenistas opinan sobre la posible implementación del sistema electrónico en Roland Garros

París, Francia – A medida que el torneo Roland Garros se acerca, el debate sobre el uso de tecnología en la revisión de las decisiones en el tenis vuelve a estar sobre la mesa. Novak Djokovic, 24 veces campeón de Grand Slam y favorito en París, expresó su postura clara: prefiere que la tecnología se integre para aumentar la precisión y reducir el tiempo de las disputas en la cancha, aunque admitió que todavía hay resistencia por parte del deporte tradicional.

“Si tengo que escoger, soy más partidario de la tecnología porque es más precisa, ahorra tiempo y significa menos gente en la pista,” afirmó Djokovic, quien fue descalificado en el US Open 2020 por impactar sin querer a un juez con su pelota. El serbio destacó que en algunos torneos, como Australia y Estados Unidos, ya se eliminó el uso de jueces de línea en varias canchas, y que en el futuro la inteligencia artificial será parte esencial del arbitraje.

Sin embargo, en Roland Garros, el torneo sigue sin utilizar sistemas electrónicos, y el presidente de la federación francesa, Gilles Moretton, afirmó que solo adoptarán la tecnología si los jugadores están de acuerdo. La estrella del torneo, Coco Gauff, de 21 años, también opinó: “Si tenemos la tecnología, deberíamos usarla.”

Mientras algunos deportistas prefieren mantener el control humano para decisiones justas, otros, como Stefanos Tsitsipas, consideran que la tecnología —incluida la IA— es el camino del futuro, aunque la revisión manual en tierra batida sigue teniendo un encanto especial: los jugadores aún revisan las marcas en la cancha, y las escenas donde los árbitros bajan a inspeccionar la pelota son parte de la tradición del torneo.

A pesar de las dudas, todos coinciden en que la tecnología puede reducir los errores y las discusiones, pero también, en algún momento, sería cuestión de que los propios jugadores acepten que el sistema automatizado puede ofrecer una justicia más efectiva. Por ahora, la tensión entre tradición e innovación sigue llenando las canchas de París.

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