En una maniobra que ha generado gran impacto internacional, el emirato de Catar dejó boquiabiertos a muchos al ofrecer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, uno de los aviones más lujosos y emblemáticos del mundo: un Boeing 747-8, considerado el jet privado más grande y sofisticado actualmente en operación. La propuesta llega en el marco de un acuerdo estratégico y comercial: Qatar Airways ha cerrado con Boeing una compra de hasta 210 aeronaves, en lo que se presenta como uno de los pedidos más ambiciosos en la historia de la aviación civil para la aerolínea del país del Golfo.
Este avión, valorado en alrededor de 400 millones de dólares, podría convertirse en el nuevo «Air Force One» del mandatario estadounidense, reemplazando o complementando la flota presidencial estadounidense. Desde su primer vuelo en 2015, el Boeing 747-8i de Qatar ha sido el «palacio volante» para altos cargos y familias reales, equipado con todas las comodidades de lujo. Tiene capacidad para 89 pasajeros y 14 tripulantes, y ofrece una serie de espacios diseñados para el máximo confort y privacidad, incluyendo un dormitorio principal separado del ruido, habitaciones de invitados, once baños, cinco cocinas y una oficina privada.
El interior refleja lujo total: mobiliario de alta gama en cuero, amplios salones, 40 televisores con pantallas de última generación y una decoración en tonos neutros y luces ambientadas que generan una atmósfera de exclusividad y tranquilidad. La escalera que conecta las dos plantas y el comedor principal, que también funciona como sala de juntas, son algunos detalles que marcan la diferencia.
Aunque por ahora no se ha confirmado si el avión llegará a ser el Air Force One oficial, el proceso de adaptación será complejísimo: las cabinas de estos aviones deben incorporar tecnología avanzada en comunicaciones, defensa y seguridad, lo que puede tardar años y significar una inversión millonaria adicional. Por su parte, Donald Trump no ha manifestado todavía si aceptará el lujoso obsequio, pero el impacto diplomático y económico de la oferta de Catar deja en evidencia la transformación del Medio Oriente en un actor cada vez más influyente en la escena internacional.
