Ciudad de México — La propuesta del gobierno de Estados Unidos de aplicar un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas desde ese país hacia México generará un impacto significativo en millones de familias mexicanas que dependen de estos recursos para su sustento. Además, afectará directamente a las empresas encargadas de la transferencia de dinero, como Western Union, MoneyGram y sus socios, incluyendo bancos como Banco Azteca.
De concretarse la medida, las remesas que actualmente representan una fuente crucial de ingreso para muchas familias mexicanas podrían disminuir en su monto real, ya que el cobro adicional encarecería los envíos. Se estima que, en promedio, un envío de 350 dólares, que ahora costaría unos 6 dólares, podría tener que pagar hasta 21 dólares en impuestos, reduciendo el monto recibido y afectando la economía familiar y el gasto diario.
Las cadenas internacionales y locales, que movilizan miles de millones de dólares al año, podrían experimentar una reducción en sus operaciones y en los flujos económicos hacia México. Organizaciones y expertos han advertido que esta medida también podría incentivar la creación de canales informales y aumentar los riesgos de actividades ilegales en los flujos migratorios y financieros.
El impacto no solo sería en las finanzas de los hogares, sino también en la economía local, que recibe un gran porcentaje de divisas por este concepto. La reducción en recursos podría afectar el consumo y las actividades productivas en varias regiones del país. La propuesta, que todavía está en discusión, ha generado preocupación en México y en las comunidades migrantes que envían remesas regularmente.