Este domingo, en la Philippe-Chatrier de París, Rafael Nadal fue homenajeado por 15.000 aficionados que lo ovacionaron con lágrimas en los ojos. Fue la primera edición de Roland-Garros sin su participación oficial, pero su legado pisó la cancha más fuerte que nunca.
Vestido de azul marino, el Rey de la Tierra escuchó una ovación que duró más de dos minutos antes de poder hablar. En la pantalla, un video repasó sus 14 títulos en París, mientras su familia, entre el público, lloraba. “Puede que ya no pueda jugar aquí, pero mi corazón siempre estará en esta pista”, dijo emocionado, en un acto marcado por camisetas con la frase “Merci Rafa” y un homenaje a su trayectoria imposible de igualar.
Al final, la arcilla se barrió para revelar una placa con su huella y el número 14. París ya tiene inscrita la marca de un guerrero irrepetible. Nadal no jugó, pero una vez más, conquistó el corazón de Roland-Garros.