QUANTICO, Virginia, EE.UU. — El coronel y asesor del Departamento de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, generó controversia al proponer cambios radicales en las políticas del ejército estadounidense. En un discurso ante militares, políticos y colaboradores en varias ciudades, Hegseth abogó por eliminar muchas de las restricciones existentes sobre la disciplina, el trato a los militares y las regulaciones que limitan su participación en tareas de seguridad interna en Estados Unidos.
Entre sus propuestas destaca la revisión de las definiciones de “liderazgo tóxico”, “acoso” y “hostigamiento”, argumentando que los líderes militares deben tener mayor libertad para hacer cumplir los estándares sin temor a represalias o sanciones. También pidió eliminar las políticas de igualdad de género y derechos LGBTQ+, incluyendo la disolución de los programas que permiten la participación de militares transgender y el fortalecimiento de los controles en la selección y mantenimiento del personal.
Hegseth sugirió además que las reglas que limitan la utilización del ejército en casos de disturbios civiles, protestas o desastres internos sean levantadas, dejando la puerta abierta a que las fuerzas armadas actúen sin restricciones. En sus palabras, “el ejército no debe ser una herramienta que quede relegada en la guerra exterior, sino también en la de adentro”. Sus comentarios llegan en medio de tensiones con el Congreso, que ha regulado el uso del ejército para mantener el orden público en distintas ciudades y estados.
Sus declaraciones también incluían ideas polémicas sobre el cumplimiento de los estándares físicos, en los que la diversidad y la equidad en la selección del personal se dejan de lado. Hegseth defendió que “en trabajos de combate, los estándares físicos deben ser altos y neutrales en cuanto al género”, sugiriendo que solo las personas con mayores capacidades físicas deben participar en tareas de combate, incluyendo las mujeres.
Diversos líderes políticos y militares rechazaron estas propuestas. La senadora Joni Ernst, de Iowa, afirmó que «debe haber un conjunto uniforme de estándares para todos los combatientes», mientras que veteranos y defensores de derechos humanos criticaron que estas ideas solo sirven para avivar resentimientos y eliminar derechos adquiridos en años de avances en igualdad y justicia social.
Expertos en defensa y derechos humanos advirtieron que estas propuestas representan un retroceso en la protección de derechos y en el fortalecimiento del ejército en función de la seguridad nacional y la protección civil en EE.UU. La polémica continúa mientras el Congreso y las instituciones discuten si estas ideas deben implementarse o si, por el contrario, perpetúan una visión retrógrada del servicio militar y de la institución misma.