París. — La directora del Museo del Louvre, Laurence des Cars, compareció ante el Senado francés para reconocer un “terrible fracaso” tras la sustracción de ocho piezas de valor incalculable de las joyas de la Corona, en una de los robos más audaces y críticos en la historia del museo. La policía estima que los ladrones entraron a la Casa de las joyas en solo unos minutos, forzaron una ventana y robaron en menos de cuatro minutos, dejando a París consternada por la vulnerabilidad en uno de los monumentos culturales más visitados del mundo.
La noche del domingo, la operación de los intrusos casi pasa desapercibida en medio del caos generado por videovigilancia, que fue rápidamente activada, pero fue demasiado tarde para impedir el robo. Los delincuentes usaron una plataforma elevadora, posiblemente prestada por trabajadores o lanzada desde una obra cercana, para acceder a la rotonda donde estaban las piezas de la corona. La rapidez y el método de la operación han puesto en evidencia las fallas en los sistemas de seguridad, que incluyen cámaras, alarmas y la presencia física de guardias en el interior del museo.
Al día siguiente, miles de visitantes transitaban por las áreas abiertas, en el interior la escena del crimen, donde la zona con las piezas robadas permanecía sellada con un biombo. Algunos turistas, ajenos a la magnitud del robo, expresaron incredulidad. “Es inconcebible —dicen— que en un lugar donde hay tanta seguridad, puedan robar en tan poco tiempo”. La policía, sin embargo, afirmó que los ladrones estaban en la sala menos vigilada y que las alarmas no lograron impedir la acción, lo que ha generado críticas por la falta de protocolos efectivos y la falta de refuerzo en la protección del patrimonio.
Laurence des Cars afirmó que las medidas de seguridad en los últimos años han sido suficientes, pero admitió que las obras recientes y el flujo de visitantes en vacaciones hicieron que algunas zonas tuvieran menor vigilancia. La policía estima que los ladrones escaparon en motocicletas en medio del caos, y la policía ha intensificado los operativos en el centro de París, con una vigilancia estricta en las principales vías.
La autoridad afirmó que la tiara de esmeraldas —parte del botón— fue encontrada más tarde, dañada pero recuperable fuera del museo. La investigación continúa para dar con los responsables, y se espera que en breve se divulguen detalles sobre la sofisticación del robo y las fallas que permitieron su éxito. La presunción es que fue un acto cuidadosamente planeado, en solo unos minutos, para eludir los sistemas de seguridad y las alertas.
El hecho ha puesto en entredicho la seguridad de uno de los edificios más emblemáticos y visitados de Europa, y ha abierto un intenso debate sobre las medidas de protección, la eficiencia de las cámaras y la vigilancia, así como la inversión en seguridad en los grandes museos internacionales. La recuperación del botón y la recuperación del prestigio del Louvre serán los mayores desafíos en los próximos días en un mundo donde el arte, la historia y la cultura enfrentan cada vez mayores riesgos.
