Milán .- La moda internacional perdió a uno de sus grandes referentes: Giorgio Armani, el diseñador italiano que convirtió el concepto de elegancia discreta en un imperio valorado en miles de millones de dólares, falleció a los 91 años en su hogar, confirmaron fuentes cercanas a su familia y a su casa de moda. Su muerte marca el fin de una era que revolucionó la forma de vestir y experimentar con el estilo en todo el mundo.
Giorgio Armani fue un visionario que inició su carrera en los años 70. Su estilo se caracterizaba por siluetas relajadas, tejidos de lujo y la atención minuciosa a los detalles, logrando que su moda fuera sinónimo de sofisticación sin excesos. En 1975, fundó su propia marca en Milán, creando los primeros trajes de etiqueta con un corte innovador —sin hombreras, ajustados y en tonos neutros— que revolucionaron la moda masculina y posteriormente la femenina. Sus diseños marcaron un cambio en la industria, apostando por la sencillez y la calidad por encima de las tendencias efímeras.
Su impacto trascendió las pasarelas: en las décadas de 1980 y 1990, Armani se convirtió en símbolo de la élite global, vestimenta de artistas, celebridades, figuras de la política y empresarios con su inconfundible estilo de prendas clásicas, pero con un toque de audacia en los cortes y tejidos. Su relación con Hollywood fue clave: diseñó trajes para actores en películas y festivales, y su marca se convirtió en sinónimo de elegancia atemporal en las alfombras rojas de todo el mundo, desde los premios Oscar hasta los eventos de moda más exclusivos.
Desde la creación de su propia marca, Armani también incursionó en el diseño de accesorios, fragancias, muebles y otros productos de lujo, convirtiéndose en una marca que trasciende la ropa y que hoy en día cuenta con más de 9,000 empleados y más de 600 tiendas en todo el mundo. Su modelo de negocio, basado en el diseño de calidad, exclusividad y una visión internacional, revolucionó la moda italiana y posicionó a Milán como uno de los centros de tendencia global.
Fuera de las pasarelas, Armani fue un filántropo comprometido con causas sociales, especialmente en la lucha contra el sida, y participó en campañas de ayuda humanitaria a nivel internacional. Su dedicación también incluyó su apoyo a organizaciones benéficas para niños y refugiados, demostrando que su liderazgo iba más allá de la moda.
Al no tener hijos propios, Armani dejó el legado a su sobrina Roberta, quien fue su mano derecha en la gerencia de la marca, además de su portavoz en eventos sociales y pasarelas. En 2006, Giorgio Armani diseñó los trajes para la boda de Tom Cruise y Katie Holmes, reafirmando su vínculo con las élites y las celebridades.
Su visión, su elegancia y su innovación permanecen en la historia de la moda. Giorgio Armani será recordado como un creador que cambió la forma en que el mundo entiende la sofisticación y la sencillez, y su marca seguirá siendo símbolo de estilo y clase en las décadas venideras.